¿Por qué YC?
Marzo de 2006, rev. Agosto de 2009
Ayer, uno de los fundadores a los que financiamos me preguntó por qué habíamos iniciado Y Combinator. O más precisamente, me preguntó si habíamos iniciado YC principalmente por diversión.
En parte, pero no del todo. Es enormemente divertido poder trabajar de nuevo con Rtm y Trevor. Extrañaba eso después de vender Viaweb, y durante todos los años posteriores siempre tuve un proceso en segundo plano, buscando algo que pudiéramos hacer juntos. Definitivamente hay un aspecto de reunión de banda en Y Combinator. Cada dos días me equivoco y lo llamo "Viaweb".
Viaweb lo iniciamos muy explícitamente para ganar dinero. Estaba harto de vivir de un proyecto freelance a otro, y decidí trabajar lo más duro que pudiera hasta haber ganado lo suficiente para resolver el problema de una vez por todas. Viaweb a veces era divertido, pero no estaba diseñado para la diversión, y en su mayor parte no lo era. Me sorprendería si alguna startup lo estuviera. Todas las startups son en su mayoría trabajos pesados.
La verdadera razón por la que iniciamos Y Combinator no es egoísta ni virtuosa. No lo iniciamos principalmente para ganar dinero; no tenemos idea de cuáles podrían ser nuestros rendimientos promedio, y no lo sabremos en años. Tampoco iniciamos YC principalmente para ayudar a jóvenes fundadores potenciales, aunque nos gusta la idea, y nos consolamos ocasionalmente con el pensamiento de que si todas nuestras inversiones fracasan, habremos estado haciendo algo desinteresado. (Es extrañamente no determinista).
La verdadera razón por la que iniciamos Y Combinator es una que probablemente solo un hacker entendería. Lo hicimos porque parece un hack tan genial. Hay miles de personas inteligentes que podrían iniciar empresas y no lo hacen, y con una cantidad de fuerza relativamente pequeña aplicada en el lugar correcto, podemos lanzar al mundo un flujo de nuevas startups que de otro modo no habrían existido.
En cierto modo, esto es virtuoso, porque creo que las startups son algo bueno. Pero en realidad, lo que nos motiva es el deseo completamente amoral que motivaría a cualquier hacker que mirara un dispositivo complejo y se diera cuenta de que con un pequeño ajuste podría hacerlo funcionar de manera más eficiente. En este caso, el dispositivo es la economía mundial, que afortunadamente resulta ser de código abierto.